Por: Victor Manuel Pantoja Zamudio

Qué fue primero, el deseo o la fortaleza. Donde unas personas oían solo gritos y golpes, otros admiraban el llanto mudo de dos convicciones colisionando en un lugar que no permite otro avance que no sea en línea recta, en busca del contrincante. Quién supera a quién, la batalla es decidida por el último peleador que se encuentra aún de pie, sin embargo, anteriormente tuvo que enfrentarse constantemente consigo mismo para erguirse y volver a pelear. Un permiso que solo es dado por su propio ser y el hambre de ganar.

El box permite que grandes talentos surjan de rincones inimaginables, trasciende la barrera de las clases sociales y hace las pases con la disyuntiva de la violencia y la razón, porque a pacto de la virtud no hay manera más honorable que verse frente a frente con el adversario.

De entre los rincones de Guanajuato, siendo casi frontera con Michoacán, el municipio de Moroleón ha buscado dar una opción a la juventud y en general a la población, como deporte o como una carrera profesional. El box en Moroleón tiene un significado mas haya del deporte, las personas se encuentran como familia en un pequeño recinto, se apoyan y se ayudan a superar sus barreras que lejos de ser corporales terminan derivando en una excelente salud y condición. Bajo una equidad que evade la discriminación de géneros, el boxeo da un respiro a las ataduras estandarizadas de la sociedad.

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