«Vendo chicles para ayudar con los gastos de la casa»; la historia de Fany

Por Dulce García
Cada día en una de las gasolineras de Pátzcuaro, Michoacán; llega la niña «Fany» a vender chicles y así poder ayudar a su mamá con el sustento de la casa, en donde han tenido complicaciones económicas a raíz de la pandemia.

Fany, de quien no diremos su nombre completo por su seguridad,  tiene 9 años de edad y platica que desde muy temprano sale de su casa con su mamá, para así dirigirse a la gasolinera, con la idea de poder acabar con la caja de  chicles, los cuales los ofrece a 2 pesos, con la idea de generar un ingreso extra.

“Mi papá nos abandonó a mis 3 hermanos y a mí hace 2 años, yo soy la mayor por lo que tuve que dejar de ir a la escuela para poder ayudarle a mi mamá con mis hermanos”, relata la niña.

Fany comenta que le gustaba ir a la escuela porque sus maestros le ponían actividades que le agradaban y le ayudaban a aprender, al igual que jugar con sus compañeras, ya sea futbol y carreritas; por lo que le disgusta el no volver a ver a sus amigos.

A partir de que la contingencia de Covid-19 llegó a México, la pequeña Fany dejo de vender la caja de chicles, situación que les afectó mucho, porque es de los ingresos que tienen en su familia para comprar lo indispensable y poder subsistir.

“Antes de todo este alboroto del Covid-19 lograba vender una caja completita de chicles a los que venían a la gasolina, mientras que ahora solo me compran la mitad, lo cual no alcanza ni para los huevos que tanto me gustan”, señala.

La niña menciona que ella no usa cubre bocas, porque siente que se ahoga y aparte cree que no hay motivo para hacerlo, porque, dijo, no existe la enfermedad del Covid-19.

“Mi mamá me dijo que solo los ricos pueden tener el privilegio de pensar en enfermarse porque tienen dinero, mientras que nosotros si nos enfermamos no comemos. Me molesta mucho que los ‘riquillos’ inventen enfermedades, ya que no piensan en lo mucho que nos afectan y lo único que logran esto es que no vengan carros a la gasolinera y yo no tenga a quien venderles mis chicles”, asevera.

A pesar de esta situación por la que pasa ella y su familia, Fany no pierde la esperanza de que algún día podrá regresar a la escuela y jugar de nuevo con sus compañeras; porque entre sus sueños está el convertirse en profesionista.

“A mí me gustaría ser doctora, para poder ayudar a los que no tienen dinero a sanarse”; compartió.

 

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