Por: Alina Espinoza / Kate Arizmendi / Maricruz Ríos / Jacqueline Ramírez / Grecia Rojas.
Según la Fundación Thompson Reuters, México se encuentra entre los 5 países que tratan peor a las mujeres.
A 38 años de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableciera el 8 de marzo como el día Internacional de la Mujer, en México, todavía falta mucho camino por recorrer.
La ONU estableció en 1993, que por violencia de género se entiende todo acto o daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.
En la actualidad, son pocas las mujeres que realmente conocen sus derechos. Hay leyes, convenios y tratados tanto a nivel estatal, federal e internacional que se encargan de proteger los derechos de las mujeres, así como también erradicar la violencia en su contra.
La violencia que reporta los mayores índices en México es la emocional, 80 de cada 100 mujeres violentadas fueron agredidas emocionalmente al menos alguna vez.
Claudia Elena Padilla Camacho, encargada del área de sensibilización social de la Secretaría de la Mujer en Michoacán, reitera que una mujer debe reconocer sus derechos, porque en la actualidad muchas mujeres son víctimas de abuso o de agresiones físicas, psicológicas, económicas o de salud.
Sin embargo, para la mayoría de las mujeres es complicado acudir a un centro de ayuda para informarse o presentar una denuncia, incluso, explica la funcionaria, hay casos de completa ignorancia: “En ocasiones, he visto que vienen a pedir informes sobre que es la violación, en tal caso, se les proporciona asesoría o bien se les pide llenar un cuestionario para determinar el tipo de situación a la que nos estamos enfrentando y brindar apoyo total”.
El artículo sexto, fracción XXV, de la Ley Por una Vida Libre de Violencia Para las Mujeres de Michoacán, menciona que “La violencia contra las mujeres, es cualquier acción u omisión que, en razón de género, cause a las mujeres daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual, o incluso, la muerte, tanto en el ámbito privado como en el púbico, que se expresa en amenazas, agravios, maltrato, lesiones y daños asociados a la exclusión, subordinación, discriminación, explotación y opresión de género en cualquiera de sus modalidades, afectando sus derechos humanos.”
Dolores Huerta, psicóloga terapeuta, asegura que la violencia psicológica en contra de la mujer causa daño emocional y disminución de la autoestima. Perjudica y perturba el pleno desarrollo personal.
La especialista indica que la violencia emocional no es difícil de detectar, sin embargo, parece tan enraizada en la cultura mexicana, que parece normalizada: “busca degradar o controlar acciones, comportamientos, creencias y decisiones de las mujeres, mediante amenazas, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación o aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia o sumisión, coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación”.
Michoacán se ubica en el lugar número 13 en el país con referencia a los otros estados, en el índice de violencia hacía la mujer, lista que encabeza el Estado de México.
Aun así, los números proporcionados por la Secretaría de la Mujer de Michoacán son terribles: de 2008 al tercer trimestre del 2014 se registraron 2 mil 117 homicidios dolosos, 623 homicidios culposos, 4 mil 427 casos denunciados de mujeres víctimas de violencia familiar, mil 673 abusos sexuales, 485 delitos de estupro, 179 casos de hostigamiento sexual denunciados y 2 mil 270 mujeres violadas.
A estos datos se deben agregar todos aquellos que por diversos motivos, principalmente miedo o la ignorancia, no fueron denunciados ante las autoridades.
Epílogo a dos voces
Dayán, estudiante de Medicina, dice no usa faldas ni shorts y es en lo último que piensa cuando se compra ropa. Evita con ello que le griten mamacita o a dónde tan guapa. Dice que ha perdido la confianza de vestirse como a ella le gusta. Para ella, México es un país machista donde hay prioridades para los hombres, desde lo familiar hasta lo laboral.
Arturo, estudiante de Arte y Diseño, asegura que México sigue siendo un país de machos poco pensantes, donde se creen que las mujeres sirven solo para cubrir las necesidades del hombre: “no las respetamos, sólo las vemos en muchos casos como un objeto sexual”.