Cubrir la identidad para evadir a los malos espíritus

Por: Edgar Soto Morales

El uso de las máscaras y disfraces tiene su origen en la cultura celta. Se creía que en invierno el frío y la oscuridad representaban una amenaza para la gente, quienes pensaban que los muertos despertaban y caminaban convertidos en fantasmas, brujas o cualquier monstruos, razón por la cual se cubrían con capuchas o antifaces y así pasar desapercibidos.

En la actualidad, las fiestas de noche de brujas o Halloween son atractivas para muchas personas: mientras jóvenes o adultos acuden a convivencias con música y disfraces, los niños salen a las calles a pedir dulces.

Este año ocurrió algo muy particular: luego del estreno de la película Suicide Squad parece ser todos decidieron de qué personaje disfrazarse este año, ya que en las tiendas de disfraces los más vendidos y cotizados eran los de Harley Quinn y Joker, protagonistas de esta película.

Seguramente, más de una chica (y chico) se dio cuenta de su error al ver que otra lleva el mismo disfraz a una fiesta, ya que una gran mayoría optó por representar estos personajes.

Disfrazarse de catrina o de un personaje de la cultura mexicana son hechos muy propios de las escuelas, mientras que afuera todos quieren ser muy tenebrosos e impresionar a quien los vea con sus disfraces.

Este año las tiendas de disfraces aseguran no haber vendido lo mismo que en años pasados, ya que al caer estos días entre semana la mayoría de las fiestas ocurrieron en sábado, así que las personas no acudieron a dos o más fiestas, únicamente a una, lo cual evitó que compraran varios disfraces.

 

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