Por: Ángel Almada Garmendia
En el marco del 19o Festival Internacional de Cine de Morelia, se han proyectado documentales, cortometrajes y películas de diversos realizadores con visiones propias de la vida. Uno de esos realizadores es Gabriel Santander, quien, a través de su documental titulado Un mundo sin Toledo, nos transporta a la más pues esencia de Oaxaca y su arte.
Este documental relata los más importantes vestigios artísticos de Francisco Toledo, uno de los artistas más influyentes, polémicos y queridos de México, por su manera de ver la vida y como ésta se transformaba en obras de arte originales, con el más puro estilo y alma de Juchitán, Oaxaca.
Toledo fue, a lo largo de su vida, un hombre culto al máximo nivel, lo que le permitía tener una visión más amplia de los acontecimientos y, por ende, defender a capa y espada el legado cultural de su natal Oaxaca.
El arte que Francisco Toledo realizaba era uno muy particular, ya que su concepción social era fundamental para el entendimiento de aquellos que la interpretaran: la sociedad y la política, de acuerdo con el artista oaxaqueño, eran antítesis una de la otra, por lo que el principal objetivo de Toledo era mantener lo más protegido posible a su pueblo.
Un mundo sin Toledo es, sin duda, un documento audiovisuales necesario para la audiencia, en términos culturales, sociales y nacionalistas, ya que manifiesta el punto de vista universal de la vida mediante el arte, y cómo la naturaleza de la creación pictórica transforma el entorno mediante el conocimiento, estudio y sencillez humanos.