Por Ana Elena Hernández Gnecchi
En medio de la «nueva normalidad», Alejandro, un niño de 13 años, que estudia la primaria abierta y él ,al igual que sus hermanitos, ha regresado a trabajar como vendedor ambulante, tras apertura de varios restaurantes y bares en la ciudad de Morelia.
Alejandro comentó, en entrevista para Agencia cero:60, que vende dulces en restaurantes y bares desde los 7 años, pero con la contingencia sanitaria del Covid-19 tuvo que parar su venta durante dos meses, ya que los establecimientos de su «ruta» de venta estaban cerrados; por lo que «hoy es mi primer día trabajo».
Pero Alejandro no solo trabaja como vendedor ambulante, sino que toma «clases en línea» durante este confinamiento, las cuales consisten en hacer tareas que le mandan sus maestros por medio de WhatsApp; aunque acepta que sus clases son aburridas y que las toma de vez en cuando.
Ahora con la «nueva normalidad», Alejandro contó que su dinámica cambió, pues ahora se levanta a las 6:00 de la mañana para hacer sus tareas, desayunar y después sale a vender sus dulces en su ruta tradicional, en la que ocasiones algunos clientes le apoyan.
«Salí desde las 10:00 de la mañana de mi casa. Después Comí unos tacos de bistec y pasta que me regalaron en un restaurante», platica.
Por las medidas sanitarias implementadas en los restaurantes, Alejandro deberá asumir las normas de sanidad oficiales para lugares público como usar un cubrebocas, ante lo cual comentó que sí trae uno consigo, pero no le gusta usarlo.
Además, dijo que con durante esta emergencia sanitaria cada día es más difícil terminar de vender todos sus dulces y en ocasiones nomás sale sin querer queriendo», comenta, mientas carga una canasta de dulces con diez chocolates por vender todavía.
A pesar de que la venta de chocolates ha disminuido, esto no ha afectado para que pueda apoyar económicamente a su familia; porque aunque sus papás estaban estresados por la crisis económica que provoco el Covid-19, todos los días había un plato de comida en su casa; recuerda Alejandro.
«A veces era comida chatarra, pero también comida bien hecha. Quiero una carnita asada para mí cumpleaños», menciona.
Alejandro explicó que él y sus hermanitos seguirán con su ruta de venta, así como lo hacían antes de la contingencia, por lo que también compartió que no quiere volver a tomar clases presenciales, ya que tiene más tiempo libre y puede vender más dulces.