Condón: el más útil de los elásticos

Por: Blanca Ortiz Raya

Preservar es su razón de ser, de allí su nombre, proteger y separar en la frontera de lo posible la fecundación de un óvulo o alguna enfermedad de carácter sexual. Pero, más allá de lo utilitario y antes de ser remitido a las frías aguas de WC, se realizó esta entrevista imaginaria y no por ello menos valiosa con uno de los métodos anticonceptivos más eficientes que se han inventado. Aquí el relato:

En el momento en que salió de la fábrica no sabía qué sería de su suerte: “el destino puede ser tan ligero como una pluma en el viento”, dice, tenía miedo, pero su curiosidad era mayor.

La experiencia que tuvo en la fábrica no fue la más placentera. Estuvo ahí un día y medio, a él le pareció una eternidad.

“Recuerdo el instante preciso en que nací, la transición de líquido a sólido, la sensación de adherencia en alguna clase de cuerpo frío, metálico, cilíndrico… Recuerdo que me secaba lenta y dolorosamente hasta perder la conciencia. Al despertar, ya no me encontraba en el cilindro, pero me seguía sintiendo como él, su forma ahora también era la mía.”

Cuenta que cuando lo empaquetaron comenzó a sentir nervios, se hacía miles de preguntas sobre su futuro, aunque constantemente recordaba lo que compañeros en la fábrica comentaban sobre las diversas posibilidades de finalizar su existencia, posibilidades buenas, malas, terribles, maravillosas o incluso sublimes.

“Pienso que el destino no sé puede seccionar en bueno y malo ya que no puede haber bien sin el mal y viceversa. Ambos conceptos se ven estrictamente implícitos cuando nos referimos al destino… y más al mío, para el que fui creado.”

En el momento de salir de su empaque, sintió una corriente cálida, un ambiente púrpura en extremo, unos dedos que lo colocaron con cuidado, con sensibilidad, cuidando de no romperlo no obstante las uñas largas y bien manicuradas.

“Sentí paz, no quería terminar mi vida inflado como simple globo en una fiesta de adolescentes.”

Es, dice, el momento en que cualquiera se siente máximo por llegar a la cumbre, al éxito, saber que se cumple una función.

“Esos dedos suaves me colocaron en la punta y luego me hicieron descender, desenrollando mi cuerpo sobre otro cuerpo muy parecido al cilindro iniciático, con la diferencia de que este no era de metal… sino de carne… carne humana y deseo”.

Muy estirado, como niño popof, continuó pausadamente con el misterio de sí mismo y su sino…

“Ya después me encontraba en un lugar tropical, acuoso, una cavidad húmeda, al parecer justa para recibirme y abrazarme de manera efusiva. Entré y salí de allí en incontables ocasiones, apenas para respirar… de pronto aumentó la velocidad. Por alguna razón intuí que mi deber era sujetarme bien y soportar sin romperme, sin desgarrarme, por más que la fricción fuera insoportable.”

Asegura que fue tanta la presión que hubo un momento que todo se nubló, una especie de clímax donde perdió la noción entre la realidad y los sueños, como un mundo alterno donde todo parecía tranquilo y pasmoso. Entonces nada importaba.

– ¿Qué esperabas que ocurriera en ese momento?

– Sólo quería que durará para siempre.

El relato anterior es el resultado de una entrevista con un Preservativo, comúnmente llamado Condón. Queda claro que disfrutan del sexo tanto como quienes los utilizamos o incluso más.

“No sé si podría describirlo con precisión, pero saber que se cumple un propósito de esta magnitud es sumamente esplendido y gratificante. Deja de importar todo, te fundes con el momento y olvidas quien eres, sabes para qué estás aquí y el hecho de que sea única la experiencia, eleva consideradamente su valor.”

Y el Preservativo concluye:

“Imagina cómo es momento en el que ocurre algo de elevada importancia en tu vida, algo tan extraordinario que decides no necesitar nada más en la vida, ni siquiera la vida misma…

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