Entre muertos y Halloween, travesías entre mundos

Por Manuel Jara

 

Halloween puede ser interpretado como un imperialismo cultural.

Dr. Arthur Chpman-Universidad de Londres

A través de la Educación histórica, podemos trabajar de forma crítica esa manifestación cultural de influencia norteamericana (…) ofrecer a los niños y jóvenes una comprensión de juicios objetivos basados en un análisis de las fuerzas que contribuyen al mantenimiento de esta fiesta de Halloween.

Dr. Isabel Barca-Universidad de Minho

 

Para los pueblos indígenas que habitan la región centro-sur del país, las tradiciones y costumbres que utilizan para celebrar a los muertos constituyen costumbres profundamente arraigadas.

Estas celebraciones anuales destinadas a los muertos representan un momento de encuentro para las personas con sus antepasados, como para las personas con la propia comunidad.

Las diversas prácticas y creencias ponen de manifiesto la influencia de más de 60 grupos indígenas en conjunto con aportaciones africanas, asiáticas y europeas.

Las celebraciones a los muertos es una expresión que nos muestra la diversidad de manifestaciones plásticas que nuestro país posee; los arcos de cempaxúchitl, la culinaria ceremonial, la danza, la música y el canto y las representaciones cosmogónicas implícitas en el arreglo.

Estas celebraciones se llevan a cabo en 41 grupos étnicos de México en la región centro-sur y en 20 de los 31 estados de la República Mexicana. En general, puede considerarse que estas manifestaciones culturales son asumidas por cerca de cinco millones 872 mil indígenas que habitan en los territorios señalados, los cuales representan a un 97.2% del total de la población indígena del país, de acuerdo con el artículo La Festividad Indígena dedicada a los muertos en México publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes  (CONACULTA).

Normalmente las celebraciones en torno a los muertos se realizan alrededor del 25 de octubre al 3 de noviembre, con algunas excepciones como lo es el caso de los chontales de Tabasco, quienes lo festejan todo el mes de noviembre.

En el siglo XVI, con la expansión española, se dio un fuerte y violento choque entre dos culturas, que a pesar de la furia con la que se dio, permitió que rituales católicos pudiesen converger con tradiciones mesoamericanas.

El Día de Muertos es una festividad que se encuentra entre una época de profunda escasez y un periodo de abundancia. Así que, las personas comparten los beneficios de los primeros frutos con sus ancestros en una retribución simbólica que explica una visión del cosmos mesoamericano.

Con la llega de los españoles a este continente y el esfuerzo de convertir a los indígenas al catolicismo, pasaron las festividades al Día de todos los Santos.

Si hacemos un salto geográfico nos encontraremos con el pueblo celta en el centro y occidental de Europa. Es aquí donde la celebración de Halloween nace. Esta palabra es una derivación de la expresión inglesa All Hallow’s Eve o Víspera del Día de los Santos.

Esta fiesta es celebrada en los países anglosajones, principalmente en Canadá, Estados Unidos, Irlanda y el Reino Unido aunque ha aumentado su zona de influencia a lo largo de los años.

Fue exportado a Estados Unidos por emigrantes europeos (en su mayoría irlandeses) en el siglo XIX, aproximadamente en 1846. La fuerza cultural estadounidense ha hecho que se piense como una tradición de este país, aunque en realidad no es así.

En México, estos días son fundamentalmente ocasiones para efectuar ritos adultos, mientras que el Halloween, al menos como hoy se celebra en Estados Unidos, es esencialmente una festividad infantil.

Aparte de esta distinción, existe un relevante conflicto simbólico entre el Halloween y el Día de Muertos: en México, el Día de Muertos ha llegado a simbolizar la identidad y la autonomía nacionales, en tanto que el Halloween se ha convertido en un símbolo de  Estados Unidos y sus designios culturales imperialistas. Los verdaderos orígenes y significados de las creencias y prácticas rituales durante ambas festividades son, pues, más o menos irrelevantes a su creciente significación respecto a la identidad nacional.

A pesar de todo y hasta el momento, no se ha podido opacar la diversidad de colores, olores y sones del Día de Muertos.

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