TENGO UN SUEÑO: LA MÁS PURA PASIÓN POR LAS ARTES (Reseña documental)

Nota y fotografías: Ángel Almada Garmendia

 

 

El arte no es la aplicación de un canon de belleza, sino lo que el instinto y el corazón ven más allá de cualquier canon Pablo Picasso

Una de las frases más escuchadas en el crecimiento humano es que los sueños son posibles, a pesar de las dificultades que se enfrenten para conseguirlos. Los retos son siempre para superarse, con amor a la actividad que se realice. En ese sentido, el documental tiene el poder de comunicar esos mensajes, con historias del día a día que a más de uno sorprende.

Tengo un sueño, documental del director Carlos Lara, nos transporta a varias zonas del territorio mexicano, para no solo conocer el entorno, sino a los individuos que ahí radican. Desde Chihuahua hasta Oaxaca, las agrupaciones denominadas semilleros son creadas con el propósito de que niños y jóvenes encuentren un camino a través del arte.

El canto, la danza, la orquesta y el teatro son de las actividades más apasionantes en el terreno artístico, y no hay mejor momento para su introducción que en la edad temprana, en la niñez, porque la historia planteada en el documental es que, a través de las artes, se construye poco a poco un cariño, pasión y amor a la actividad y, sobre todo, que la familia proviene de cualquier lado.

Las historias individuales de cada infante son muy distintas. Las agrupaciones tienen una solidez propia, con un conjunto de personas que desarrollan sus habilidades artísticas y la plena certeza de que la felicidad existe en lo más sencillo y puro de la vida.

Todas estas vivencias llevan a los distintos grupos artísticos a presentarse en el recinto más importante de México, un sueño para toda persona que tiene por convicción ser artista profesional. Al no tener esa experiencia previamente, cada niño lo vivió a su forma, pero la transmisión del mensaje de amor hacia nuestros semejantes, igualdad de oportunidades y, sobre todo, de hermandad en la sociedad, fue perfectamente captado por los realizadores, quienes encontraron la pureza artística en individuos de gran potencial.

Las palabras de Pablo Picasso, uno de los artistas más prolíficos e importantes de la historia, nos manifiestan que la realidad artística, en cualquiera de sus modalidades, proviene del corazón, de lo más profundo del ser. Esa es la más grande prueba de lo que el documental Tengo un sueño quiere comunicar a la audiencia: si haces algo, el resultado debe ser muestra del amor por lo que se realiza, y en este caso, de la más pura pasión por las artes.

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