Por: Rodrigo Caballero
Buenavista Tomatlán.- ¡Se van a llevar pura madre! dijo Don José Luis enojado y saltó de la pequeña camilla que le habían improvisado sus compañeros autodefensas, a las afueras de la tenencia de Felipe Carrillo Puerto mejor conocida como La Ruana.
Herido con una bala que le pegó en la rodilla y de milagro esquivó sus tendones, cartílago, venas y hueso, salió a confrontar a los policías ministeriales que querían llevarse su camioneta como evidencia del tiroteo que acababa de suceder.
“Por qué chingados te la quieres llevar si no tiene ningún tiro”, le dijo al ministerial recargado en el primer palo con forma de bastón que encontró en el camino de la camilla a su camioneta.
Balbuceando, el perito quiso justificar el decomiso de la camioneta de redilas pero era evidente que no había sido tocada por ninguna bala durante el enfrentamiento entre los grupos de Hipólito Mora Chávez y Luis Antonio Torres alias “Simón el Americano”, el 16 de diciembre de 2014.
“El Americano” lanzó su ataque contra la barricada de Hipólito Mora, un centenar de hombres armados avanzaron en contra de una treintena de autodefensas lo que dejó un saldo de 11 muertos, entre ellos Manolo Mora, hijo de Hipólito, líder y fundador del movimiento armado en Michoacán.
Los autodefensas estaban atrincherados en sus barricadas cuando comenzaron a dispararles desde todas las direcciones, los hombres de “El Americano” tenían la ventaja en número y en armamento.
En medio de la refriega una bala le dio en la espalda a Don José Luis pero el chaleco que traía recibió el impacto. El segundo proyectil que lo alcanzó le dio en la rodilla pero la adrenalina no lo dejó sentir el dolor mientras trataba de responder la agresión.
“Yo nada más sentí que algo pasó rápido y me jaló el pantalón, me asomé y lo traía roto pero no sentía nada, luego empecé a sentir mojado en la pantorrilla y me asomé otra vez y estaba manchado de sangre”, narró el autodefensa.
-¡Ya me dieron! -Les dijo a los que estaban junto a él en la barricada.
-¡Escóndete, no salgas! –Le respondieron.
“Por todos lados pegaban los tiros y cada vez se escuchaba los tronidos más cerca, yo pensé que no la librábamos, que ahí en la barricada íbamos a quedar”, recordó.
Poco a poco comenzó a sentir cómo se le adormecía el pie mientras las balas hacían pedazos los costales de arena de la barricada, para ese momento los autodefensas estaban pecho y disparaban las últimas municiones que tenían.
“El Americano” mantuvo el asedio de las barricadas, aunque él mismo no estaba en el frente junto a sus hombres, hasta que una columna de autodefensas de Don Hipólito llegó para reforzar a sus compañeros.
Un grupo de camionetas cortó por la mitad la línea de hombres armados que atacaban las barricadas y comenzaron a repeler el fuego hasta que lograron desanimar a los tiradores y los obligaron a retirarse.
Desorganizado y con más heridos, el grupo de Simón el Americano se replegó y el enfrentamiento bajó de intensidad hasta que los disparos poco a poco se terminaron, sólo entonces entró el Ejército Mexicano y la Policía Federal.
A la mañana siguiente le dijeron a Don José Luis que la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) estaba a punto de llevarse su camioneta “estaquita” como parte de las investigaciones por el enfrentamiento.
A grito pelado Don José ahuyentó al ministerial y no dejó que se llevaran su camioneta, tenía miedo de que si lo hubiera permitido jamás la hubiera vuelto a ver y ese es su medio de transporte cuando tiene la oportunidad de trabajar su huerto de limón.
El 17 de diciembre, combatientes de ambos grupos se entregaron a la policía -Don José Luis entre ellos- fueron trasladados hasta la ciudad de Morelia y para finales de diciembre 37 de ellos estaban internados en el penal “David Franco Rodríguez”.
Noticias del frente
La noticia del enfrentamiento llegó hasta San Antonio, Texas, específicamente al Camp Bullis Training Site, donde el hijo de Don José Luis se entrenaba para su segundo periodo en Irak como parte del despliegue militar de los Estados Unidos de América.
Su hijo estaba preocupado tras enterarse que había resultado herido pero Don José dice que le preocupaba aún más saber que estaba a punto de embarcarse en otro viaje al Medio Oriente, un lugar del que dice no saber mucho además de que es muy peligroso.