Por: Andrea Esparza Bustamante
Sergio Monreal (Distrito Federal, 1971) no sabe exactamente la razón por la cual decidió dedicarse a la literatura, pero sí que fue un proceso muy rápido. Desde la secundaria tenía ya el interior encendido: “A mí me pasó lo que a cientos de miles de personas, empiezas a escribir poemas y cuentos de amor, algunos existenciales; la única diferencia es que yo no dejé de hacerlo”. A partir de ese momento Monreal no dejaría de escribir, actividad que hoy día compagina con el teatro y la docencia.
Para Sergio Monreal, el trabajo del arte no consiste en dar respuestas ni en pretender deslumbrar a los otros con eso que llaman genialidad, sino en ser capaz de organizar ciertas preguntas con la esperanza de compartirlas, aquel que escribe sólo se da cuenta de esto cuando ha madurado su oficio artístico y las cosas que supuso tenía claras en un inicio, no parecen tan claras al final de cuentas, ya que se necesita más que sólo herramientas técnicas para escribir.
“Ninguno de los grandes escritores de la historia te proporciona una respuesta. Lo que hicieron ellos es ayudarnos a problematizar la realidad, a organizarla. Ese es un proceso de aprendizaje y en ese sentido, se dice que la inspiración es consecuencia del trabajo”.
Según Monreal, la inspiración tendría más que ver con tener una actitud de disposición y apertura hacia la realidad, “se trabaja y se dialoga con ella”.
¿Cómo se inspira un poeta? ¿Simplemente tratando de mantenerse perceptivo frente a la realidad?
“El trabajo de escritura es un trabajo solitario. El contexto es completamente irrelevante. El proceso de la escritura implica ausentarte de los otros. Un pintor puede estar pintando y puede estar platicando, aunque sí haya una relación de soledad entre el pintor y su pintura, pero tiene una alquimia diferente donde él puede estar mezclando los colores en la paleta o en el lienzo y sí puede comunicarse, cosa que el escritor no puede hacer. Si estás escribiendo requieres una ausencia total del afuera”.
Sergio Monreal ha desarrollado una habilidad “atlética” –en sus palabras- para poder estar en soledad en cualquier lado. No tiene mayor problema en sentarse a escribir en el lugar que le plazca, aunque prefiere escribir en casa.
Tengo entendido que existen tres tipos de la poesía de la antigüedad clásica (lírica, épica y dramática), ¿en cuál de ellas se siente mejor?
“A mí me gustan las tres y me gusta creer que las cultivo tres por igual, o aspiraría a eso, aunque claro que, hacer poesía épica está muy difícil en estos tiempos. Me gusta contar historias (novelas y cuentos) que compartan el espíritu de iluminación que normalmente asociamos a la poesía”.
En los últimos tiempos -dice-, los poemas que ha escrito se van acercando a una perspectiva narrativa, aunque aclara que debido a su relación desde temprana edad con el teatro, siempre se ha encontrado cerca de la poesía dramática. Así que realmente admite sentirse profundamente relacionado tanto con la idea de la épica como con la lírica y la del drama.
¿Para Sergio Monreal existe algún tema en específico del cual le guste escribir? O no existe tal limitación y goza de escribir acerca de cualquier cosa…
“Es como si te vieras a ti mismo como una cámara; abres tu obturador y captas, aunque claro, hay propensiones que te van acompañando. En ocasiones te das cuenta que estás escribiendo de lo mismo que ya escribiste hace tiempo”.
Debido a su formación, en la literatura de Sergio Monreal estará siempre presente el elemento de la Historia, el cómo los seres humanos han construido su parte del mundo, lo cual también lleva implícita una preocupación política: “Lo divertido de esto es cómo se va armonizando o problematizando esta relación. Si pudiera resumirlo, sería en la tensión o diálogo entre lo político/histórico y lo lúdico/fantástico”.
¿En sus obras plasma experiencias personales, o prefiere crear mundos completamente nuevos?
“Son las dos cosas juntas. La chamba del arte, de la poesía, es crear mundos nuevos. La literatura que a mí me interesa es aquella que redimensiona la realidad. Siento que las grandes obras literarias no son aquellas que solamente divierten o entretienen, sino aquellas que hacen que te des cuenta de que la realidad ya no es la misma, que algo sustancial cambió”.
Aunque aclara que no hay que darle preferencia a los mundos nuevos y declara que lo nuevo sólo se puede construir a base de lo existente. Dicho esto, prosigue: “En lo que escribas o imaginas, vas tú de por medio: tu memoria, tu experiencia, tus miedos. Evidentemente la idea es no quedarse estancado en un plano completamente confesional, pero incluso en aquella historia que parezca la más alejada, seguramente habrá algo tuyo de por medio”.
Monreal ejemplifica con Alicia en el País de las Maravillas, dice que no hay novela más íntima y confesional que esta, ya que fue escrita por un hombre que estaba fascinado con una niña y su amor está plasmado en la obra.
¿Hay alguna obra que sea un parteaguas para Sergio Monreal en su proceso como escritor?
“Cada obra te va transformando, cada obra tiene sus retos y cada una es un corte de caja respecto a lo que se ha venido tratando de focalizar antes. Sería difícil señalar una en específico, sin embargo, siento que estoy en ese momento de parteaguas. En algunas cosas que estoy escribiendo percibo esa diferencia de tesitura, de enfoque y mirada respecto de cosas que había escrito anteriormente, sobretodo en la poesía”.
¿Cree que la sociedad actual aprecie la poesía?
“El arte está en una situación difícil. Aunque es claro que ocupa un lugar esencial en la vida de todas las personas: en la publicidad, en el entretenimiento. Uno que trabaja en esto no puede ver el mundo color de rosa y decir que todo es bello cuando no lo es. El arte está arrinconado, el arte está en crisis”.
Explica que aquella gente que dice que no le gusta la poesía, es porque no ha sido capaz de detectar esa relación cotidiana que tiene con ella. Ese es el trabajo de los profesores de literatura, abrirles los ojos para que se den cuenta que sí les gusta la poesía. ¿Por qué? Simplemente por el hecho de que las personas viven cantando. Las canciones son poesía: son la relación entre música y palabra.
“Para que esta gente incursione en la poesía tendría que darse cuenta que eso que le gusta tanto de las canciones resuena en la poesía; no se trata de ir a un salón de clases a aprender sin fin de teorías literarias”.
¿Para qué escribe poesía actualmente?
Sergio opta por citar a un poeta colombiano, Alexis Sánchez, para contestar esta pregunta: “Poesía es mi manera de estar a solas, de estar a solas con el espíritu”. “La magia de la poesía es que reivindica el poder estar a solas con otra persona y te permite una comunicación real. Esta es una de las cosas que le dan vigencia a la poesía, que abre espacios de interlocución con los demás, sobretodo en una época como la nuestra que es tan despersonalizada”.
Para Sergio Monreal, uno de los problemas de que la gente no se acerque a la poesía son los propios poetas: “Sienten que son seres iluminados que van a deslumbrar a la gente y la gente va a postrarse ante ellos. Este daño a la poesía proviene de personas que dicen vivir por y para la poesía porque viven un gran narcisismo y se sumergen en una lógica de estrellismo hollywoodense, aunque en realidad estén completamente solos”.
Hay que hacer sentir a la gente, dice el también profesor de literatura y teatro, que la puerta al mundo de la literatura está abierta siempre, sólo hay que pasar y disfrutar sin miedo alguno, sin restricciones.
Después de tantos razonamientos profundos en un lapso relativamente corto de tiempo, a uno tiende a darle vueltas la cabeza, pero hay algo en el fondo del pecho, una espinita que se clava en el corazón que te hace ver las cosas de manera diferente. Al finalizar la charla con Sergio Monreal, ese es el sentimiento que quedó dentro de mí.