Reseña escrita por: Ángel Almada Garmendia
Historias de amor y tragedia son el pan de cada día en el mundo cinematográfico, sin embargo, existen algunas que llevan la narrativa a un punto de sobreactuación. Esto sucede con El Ángel Negro, filme dirigido por Juan Bustillo Oro y protagonizada por Marina Tamayo, Isabela Corona y Emilio Tuero.
Estrenada en 1942, la película nos transporta a la vida de Elisa (Marina Tamayo), una joven que, en festejo de su cumpleaños, conoce al polémico Jorge Llorente (Emilio Tuero) y se enamora de él, pese a que minutos antes, este individuo le representaba un gran temor.
Jorge Llorente era una persona ‘non-grata’ a los ojos del público, sin embargo, el encuentro entre él y Elisa se resuelve de un modo muy poco creíble. Al poco tiempo, la vida de ambos da un vuelco al presentarse Cristina (Isabela Corona), quien tiene una particular historia con Jorge.
A partir de este punto, la película se convierte en un conjunto de momentos que fácilmente tendrían solución si sus protagonistas fueran inteligentes. Elisa y Jorge, la pareja principal, tienen a Cristina como una mujer peligrosa e intrigante desde el primer minuto, y no se les ocurre que representa la mayor amenaza para su hijo Jorge.
Hay momentos del filme en los que los protagonista exageran las situaciones, sin ningún tipo de necesidad, lo que causa en el público un arranque de risa por lo sobreactuado del momento.
El Ángel Negro intenta ser una película dramática, pero no consigue enganchar a la audiencia por las exageradas actuaciones de sus protagonistas y una resolución rápida sin impacto alguno.