De la tierra a tu mesa: las variantes del precio en los productos del campo

Texto: Víctor Manuel Pantoja Zamudio.

El engranaje básico de una sociedad capitalista suele ser el cíclico proceso de producción, compra y venta de distintos tipos de productos que encamina la economía de determinado país. Sin embargo, los precios en el mercado suelen estar regidos por ciertas “peculiaridades” manifestándose como un ente independiente al cual se le debe anticipar.

A primeras instancias la subida y bajada de precios (hablando estrictamente de frutas, verduras y cierto tipo de cereales y semillas) se debe a la cantidad de producto que se mueve actualmente en el mercado: tener demasiado de algo provoca que este producto pierde su valor y deja de ser tan solicitado. Por otra parte, la escasez de estos mismos puede catapultar su precio. Es por lo cual cada cultivo y producto tiene su temporada en el mercado.

Sin embargo, la pérdida de pureza en el producto provocada por cuestiones naturales tiene como consecuencia una baja en la adquisición monetaria. Las plagas que afectan a los cultivos son algo inherente en las labores agrícolas, no obstante, las medidas a tomar suelen ser inversiones infructíferas, sin remuneración económica al momento de vender.

Debido al constante cambio de temperaturas la efectividad temporal provoca que ciertos productos carezcan de ciertos nutrientes para su crecimiento o se enfermen súbitamente. Esto da como resultado la caída del precio, por ejemplo, lo sucedido al tomate verde en el mes de marzo-abril, cuando su precio cayó de 15 pesos con 50 centavos a 12 pesos con 13 centavos el kilogramo.

La Secretaría de Desarrollo Económico, por sus siglas SEDECO, maneja un sondeo mensual sobre la variable de los precios en cuanto a su venta en el mercado. En el estudio de índices de precio de la canasta básica, haciendo la comparativa de los meses de marzo y abril, el precio de las verduras y hortalizas sufrieron un aumento del 8.71 porciento con respecto a los anteriores meses.

La variabilidad de los precios tiene consecuencias negativas y positivas en ambos sectores de la población, tanto en los productores como en los consumidores, y esto refiriéndonos sólo en el mercado local y nacional. Sin meternos en los productos de importación que suelen tener mayor aceptación en el grueso de la población. Si bien los beneficios suelen ser ajenos a la misma apropiación de productos nacionales, el impulso al consumo local mantiene un fuerte impulso en la economía nacional.

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