BARDO: Falsa Crónica de unas Verdades, y la presentación de su elenco a la prensa, abren actividades del 20° FICM

Sábado 22 de octubre, las inmediaciones del centro histórico se llenan de entusiastas del cine, cinéfilos, que disfrutarán por una semana del marco de actividades de la vigésima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia.

Como ya estaba previsto y con mucha anticipación, previo a la icónica noche de alfombra roja que da ante el público el anuncio del comienzo del las actividades, para los miembros de la prensa se presentó el elenco de la última película del icónico director mexicano, Alejandro G. Iñarritu junto a una significativa parte de su elenco tanto técnico como actoral. La cita se dio a la prensa en el Centro Cultural Universitario de Morelia.

En el evento se habló de forma muy personal de los temas que aborda la película y como estos no solo se esperan transmitir a los que disfrutarán del filme, sino como estos temas fueron parte del proceso durante la misma filmación y que tocaron al elenco como tal. El autodescubrimiento, la perspectiva ante la realidad, los límites de la imaginación, el apoyo de un mexicano con otro y la identidad. Aspectos que junto a la regresión a las raíces llenan con una sorprendente técnica un filme onírico, donde ni el director sabe identificar qué puede ser realidad o qué será ficción.

A Alejandro se le preguntó sobre sus límites imaginativos, sus procesos creativos, así como un tópico que caracteriza este filme, el regreso del director a sus raíces, a su tierra, el lugar que lo inició todo. El director mexicano profundizó en como la filmación en suelo mexicano, con un elenco, extras y equipo de producción local hizo la diferencia a cualquier otra de sus pasadas películas, ya que como al mexicano lo representa, el equipo se volvió en una familia que se unía ante cualquier reto de filmación, actuación o producción. Todos sacaban la chamba juntos.
En cuanto a su proceso creativo, Alejandro reconoció lo dicho por muchos, la amplia influencia de otros productos tanto literarios, musicales y fílmicos para llenar de elementos las distintas escenas. Para el director y su co escritor Nicolás Giacobone (mismo que participó con Iñarritu en Biutiful y Birdman) no hubo un tope de creatividad. A través de un par de años de reflexionar sobre la vida y las cuestiones personales como los obstaculos de la vida, la nostalgia y el duelo, los transformaron en la esencia de este filme que presenta todo esto en un imaginativo rico visualmente. Alejandro reconoció la película como altamente nostalgica pero como eso aunado a mantenerse fiel mexicanidad transforma totalmente la forma en la que cada uno vivimos e interpretamos nuestra realidad.

En cuanto a la dupla de el diseñador de producción Eugenio Caballero y la diseñadora de vestuario Anna Terrazas que visten, y a veces literalmente, todo lo que hay en escena; esta película significó si un reto pero que en todo momento mantuvo su fidelidad. En el filme se presentan elementos que Alejandro califica bien como atemporales; vestuarios, ubicaciones e incluso vehículos que pertenecen a diversas épocas y que para los diseñadores conllevó un amplio trabajo de investigación que resultó en una combinación en escena sin igual.

Para el actor Iker Sanchez Solano en esta su primera película, la confianza y sinceridad que el director le dió para armar su interpretación hizo que creara no solo un gran papel, si no una confianza hacia el resto del elenco que como se mencionaba, reafirmó este sentido de una gran familia que contagió a todo el equipo y que Alejandro rescata como un alivio ante la dificultad que supone el seleccionar actores para una película. La actiz Griselda Siciliani rescató la gran experiencia y revoltura de sentimientos que fue trabajar a la vez que para la actriz Ximena Lamadrid, su papel en Bardo significó la oportunidad de reconectar con su esencia mexicana y el reconocer este sentido de comunidad y apoyo que no se encuentra en otro país más que el mexicano.

Por último, en cuanto a Daniel Giménez Chacho, actor protagonista de la película, esta experiencia significó oportuna ante una etapa de su vida en la que se encuentra donde la reflexión sobre la muerte se hace presente y que aunado a la combinación de obstáculos que ha vivido y que de cierta forma son similares a los del director, hizo que su interpretación fuera más que personal, que viviera a través de ella esta idea de reconciliación ante la muerte.

Bardo es una película que, ante los monumentales esfuerzos técnicos a gran escala, la emotividad de sus escenas, las actuaciones profundas de su equipo y un trasfondo fuerte que ha sido resultado de años de vivencias, alegrías, decepciones y tristezas, ha cambiado al equipo que participó en ella y que, esperemos, cambie o mueva algo en su espectador. En una combinación excepcional de distribución entre Cinépolis y finalmente en todas las plataformas con Netflix, Bardo debe ser una película imperdible para el público si mundial, pero más el latinoamericano. Una carta de amor a México en el cine.


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