Haciendo ciudad: Juan Fuerte, el pintor urbano (Parte 1)

Por: Mayra Toscano

Primera entrega: De San Francisco, dos calles abajo…

…Ahí me encuentras, voy a estar haciendo un mural. Llego como a las 11.

Efectivamente, la calle Mariano Elizaga, esquina con Vicente Santa María. Era la 1:00 pm y Juan Fuerte, muralista, también llegaba al lugar.

-“Hola. Soy Mayra Toscano, la que te va a entrevistar.”

-“¡Qué onda!”

-“Ella es mi compañera Kate.”

-“Mucho gusto. ¡Qué pena! Acabo de llegar, se me hizo bien tarde.”

El lugar es una casa abandonada del Centro Histórico de Morelia, donde el paso del tiempo ha causado estragos, el lugar está completamente en ruinas.

Juan Fuerte al tiempo que prepara sus pinturas y sus brochas observa el diseño que realizará. Tiene una hoja de papel con varios dibujos a lápiz.

Juan viste ropa cómoda, bastante colorida. Peinado de chongo y listo para pintar.

Comenzamos con la entrevista. Porque eso pretendía ser; una entrevista.

-“Primero, ¿cómo surge esta idea de pintar la ciudad?”

-“Pues yo ya pintaba desde antes con mis cuates, siempre dibujé y grafiteaba, pero no con esta idea. Sólo lo hacía por pertenecer a un grupo y por inquietud, por echar cotorreo y andar con los cuates. Pero hace dos años sucedió algo bien chido con unos sobrinos, que les pinté un muro porque ellos viven en un lugar donde siempre que jugaban era un lugar bien gacho, entonces decidí pintarles o mejorarles el lugar. Les pinté una oruga de dos cabezas que tenía unas frases y como una onda sugestiva o sugerente con palabras que decían: ¡Diviértete! ¡Atrévete! Cosas de ese tipo.”

Juan tomó su brocha y comenzó a hacer los primeros trazos en un pequeño pedazo de pared que seguía en pie de la casa.

Continuó: “Como que desde ahí se me metió la espinita porque vi que yo podría aportar algo a la ciudad, y me gustó mucho porque siento que de esa manera yo cambié la vida de mis sobrinos en su cotidianeidad y a partir de ahí empecé a pintar poco a poco. Al principio no tenía tanta pintura así que empezaba a pintar cada mes con poco y luego empecé a conseguir más pintura y a pintar más y así pude seguir pintando. Yo pintaba en lugares donde daban permiso y luego dije: voy a pintar lugares que estén bien puteados. Y empecé a pintar lugares así y entonces los lugares que ahora pinto deben reunir esas características; es como una premisa, que estén bien puteados. Yo soy arquitecto y de alguna manera siento que estoy haciendo arquitectura, estoy haciendo ciudad. Es una expresión que los urbanistas usan mucho, que hacen ciudad, cómo haces una ciudad, o sea un arquitecto al hacer una casa está haciendo ciudad, entonces yo desde mi perspectiva estoy proponiendo un modelo de ciudad en donde el arte, la arquitectura y el urbanismo cohabiten, como una simbiosis entre los dos; el arte se ayuda a sí mismo con la ciudad y la ciudad con el arte.”

Cada que Juan hablaba, tachaba de mi lista la siguiente pregunta, se adelantaba de alguna manera a mis cuestionamientos.

HaciendoCiudad (7)

–“Es el modelo de ciudad donde a mí me gustaría vivir, donde tienes arte accesible para todos y una ciudad más colorida, no me gustan las ciudades grises, de por sí el gris está en todas las calles, gris, gris, gris, negro. Me gustaría ver más color y no sólo color, sino arte, ideas, porque igual podemos pintar, pero si el arte no tiene algún mensaje o reflexión como que se queda ahí y siento que puede dar más todavía y yo empiezo así con el afán de mejorar el espacio de mis sobrinos y de sus amiguillos.”

Juan termina de hacer el contorno de su diseño: un hombre, un indígena que emerge del maíz. Revisa su mochila… -“¡Ay! No manches, olvidé mi… ¡Houstoooooon! Puras fallas me cae.”

Toma la pintura blanca y con su brocha rellena el dibujo de blanco.

Continuamos con las preguntas para conocer más a Juan Fuerte, habl de los permisos que se requieren para llegar y pintar en un lugar.

Pareciera que invocamos la mala suerte, pues justo hablábamos de eso cuando “nos cayó la voladora”…

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