Danza clásica: deporte y arte social

Por Joseluis del Ángel Almada Garmendia

 

En la calle de Allende, edificio 506, en el Centro Histórico de la ciudad, se encuentra una academia de ballet para niñas y adolescentes que lleva por nombre Kirov. Fundada en 2011, es dirigida actualmente por Céline Sánchez, quien también funge como maestra principal de la academia. En entrevista, comparte el papel que aporta la mujer a la sociedad por medio del baile.

«La mujer es vista como delicada, pero en realidad aporta fuerza, constancia y dedicación a todo lo que hace». Así habla la maestra Sánchez ante la inminente mirada actual hacia el rol femenino y las consecuencias que puede tener la sociedad si una mujer dirigiera un sector social.

Menciona que la danza clásica se considera algo fácil para alguien que no tiene contacto de forma directa: «se dice fácil, porque a la niña la metes al ballet y al niño a que practique futbol, poniendo todo de rosa y azul, respectivamente. La niña o adolescente necesita un trabajo físico muy y psicológicamente también se necesita mucha voluntad y esfuerzo».

Algo que ha estado en el debate por mucho tiempo es ver a un hombre que practica danza clásica: «es verdad que es bien visto que las niñas jueguen futbol, pero cuando los hombres bailan transmiten fuerza y rigidez, características naturales del hombre».

Toda carrera implica un sacrificio, y en el caso de la danza no es la excepción. Quienes aspiren a ser profesionales en este ámbito deberán enfrentar trabajo desgastante, el cual requiere voluntad, dedicación y esfuerzo. «Si alguien se quiere dedicar a esto profesionalmente, debe cambiar su estilo de vida. Es desayunar, comer y cenar baile. Es una constante práctica día tras día, ya sea parado de punta, elasticidad y flexibilidad, pero también es necesario salir de tu campo de entrenamiento, conocer y dar de ti. Es un 24/7, sin ninguna duda».

No es tarea fácil combinar los horarios de la rutina diaria con el ballet, más aún si se quiere tomar como carrera profesional, tal como lo dice la maestra Céline, es un giro total a la vida de la bailarina, con práctica y esfuerzos constantes.

«La danza acepta a todos, ni porque esté más llenita o delgadita se va a excluir, es para todos y para todas las edades, combinando ambos niveles de práctica», enfatizó Sánchez.

Compartió que, además de ella, hay varias maestras que imparten clases de flamenco, flexibilidad y baile adulto. La maestra Céline Sánchez cierra la entrevista y habla de la importancia de conmemorar el Día Internacional de la Mujer, ya que se acepta que ellas se desarrollan en un mundo complicado, pero que con capaces de hacer cualquier cosa. «La mujer puede proyectar fragilidad, pero también proyecta estética y belleza, tiene esa facilidad de transmisión en la danza».

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