CON MUCHA, MUCHA IMAGINACIÓN Y OTRAS ANÉCDOTAS, ASÍ FUE LA INFANCIA DEL PERIODISTA RUBÉN AVIÑA | PRIMERA ENTREGA

Por Alejandro Vargas

Originario de la Ciudad de México, Rubén Aviña comenzó su carrera como periodista de espectáculos a corta edad… a partir de ahí, ha trabajado como editor, escritor y guionista de revistas, televisión, teatro y cine. También ha publicado importantes novelas sobre la farándula: “Cómo se hace una estrella”, “Magia y desencanto”, “Yuridia y la desesperada búsqueda del amor” y “La Gloria por el Infierno” (1998), bestseller con 500,000 copias vendidas que desató el oscuro caso de Sergio Andrade y Gloria Trevi, de la cual profundizaremos en entregas posteriores. Cuenta además con una novela llamada “Nadine, la Hija de las estrellas” también convertida en bestseller.

En una entrevista para Agencia Cero:60, Rubén Aviña decide abrir su vida para confesar sus historias de infancia, anécdotas con artistas, los baches por los que ha tenido que pasar en esta difícil carrera del periodismo y ¿por qué no?, también las mieles del éxito.

 

Platícanos Rubén, ¿cómo recuerdas tu infancia, ya tenías esa vocación de ser escritor y periodista?

Yo tuve la fortuna desde muy chico de saber lo que quería ser de grande… si tu me preguntaras, desde los cinco, seis años, que quería ser de grande, mi respuesta siempre sería la misma: ser escritor.

¿Cómo fueron tus acercamientos a la lectura?

Yo empecé a leer desde muy niño, primero cuentos y demás similares, así me quedó el gusanito por la literatura, claro que al principio eran cuentos de unas 30 páginas. Pero más adelante, el primer libro largo que leí, fue “Hans y los patines de plata”.

¿Y la escritura vino al mismo tiempo?

Has de cuenta, que una de esas cuando yo tenía unos diez años, mi papá me regaló una máquina de escribir portátil; a mi me gustaba redactar cuentitos. O en los cuadernos de la escuela, donde llevas tus apuntes, pero en la parte de atrás que sabes que nunca vas a llegar a escribir nada, hacía también novelitas o dibujos, porque también pinto y dibujo. Creaba historietas que iba ilustrando y escribiendo al mismo tiempo.

Ya nos has platicado de que comenzaste escribiendo cuentos y novelas cortas, pero ¿ya tenías en mente un proyecto de alguna novela larga a esa corta edad?

Mi primera novela, “Nadine, la Hija de las estrellas”, fue un proyecto que comencé a escribir desde los 12 años. Fue al principio un esbozo, tenía mala ortografía, sintaxis, con mi poca experiencia, no sabía redactar. Eso sí, le hice dibujitos, ya había definido bien la imagen de la niña que es la protagonista.

Cortesía: Nadine, la Hija de las estrellas

¿Cuáles eran en ese entonces algunas de tus inspiraciones?

Fui un niño solitario en las escuelas, no tenía muchos amigos, entonces eso me ayudó para meterme a escribir, desarrollé el sentido de la observación. Por ejemplo, recuerdo que veía a una señora por mi casa, que llegaba con bolsas de mandado, entonces me servía para imaginarme su historia de a donde iba, que cosas llevaba, etc. Asimismo, quise ser actor, cuando estaba solo en mi cuarto me inventaba mis propias películas y personajes.

Cuéntanos Rubén, ¿llegaste a descuidar tus estudios por tus sueños de ser escritor?

En la primaria no, de hecho, yo fui muy estudioso en la escuela, cuando salí me otorgaron el tercer lugar de toda la escuela, pero cuando entré a la secundaria me desbalagué, debía algunas materias, ¡fue algo terrible! Me iba de pinta, me gastaba el dinero de la colegiatura hasta que me cacharon y me corrieron de la escuela.

¿Legaste a sentir remordimientos de que eso afectara tu más preciada meta, la de convertirte en escritor?

Hasta le fecha ni yo sé que me pasaba, de haber sido tan estudioso a ser un poco rebelde, ¡qué gran cambio!… fue entonces cuando mi papá me sentenció, me dijo “o regresas a estudiar y te comprometes o ahora te me pones a trabajar” …

En una próxima entrega, Rubén Aviña nos cuenta su duro paso por un internado militar, pero también, sus primeros acercamientos al mundo del espectáculo, en especial, aquella primera entrevista que realizó a una de las figuras más enigmáticas que han existido en la música.

Cortesía: Punto por punto

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