Por: Citlalli Lemus
Un pasillo abarrotado en flores de colores naranjas, amarillas y moradas. Manos que van y vienen, cortan y deshojan, acomodan también pacas y manteles blancos. Es 31 de octubre, y claro que ya huele a este día, las caras blancas ya pasan a prisa entre las estructuras de arcos incompletos y ramas de lo que había sido un ramo de cempasúchil. El día sigue.
Como cada año la tradición de los altares seguía para la Universidad de Morelia, con sus altares tradicionales y de estilo libre en competencia. Con su diversidad de carreras, como el caso de Medios Interactivos o Ingeniería en Videojuegos, algunos altares son adornados con pantallas planas, animaciones de videojuegos como plantas contra zombis, y muchas otras características, mientras carreras como Historia del Arte exhibe altares más apegados a lo tradicional.
La confusión entre fechas, o la combinación de Halloween y Día de muertos parece más que evidente en este tipo de actividades, y no sólo cuando se habla de dos celebraciones diferentes, si no también cuando nos referimos a las diferentes tradiciones en estados de la República, evidente en el tapete de aserrín que pertenece a las tradiciones de Oaxaca, o el caso de Michoacán, donde se realizan los altares de tres niveles.
La maestra Catalina Sanz Gallegos nos explica algunas de las confusiones que se dan en torno a esta tradición.
Halloween es en su origen una tradición celta. “Truco o trato”, frase tan conocida para la noche de Halloween, hace referencia a una solicitud que se hacía a las familias que consistía en que entregaran a un miembro de la familia para ser sacrificado, si accedías te daban a cambio una especie de calabaza con una veladora encendida para que iluminara el hogar y no te hicieran daño los espíritus, pero si no accedías marcaban con sangre la puerta para que mataran a toda la familia. Más adelante aparecen las brujas y otros seres sobrenaturales.
Fue san Patricio quien en su labor evangelizadora tomó el Día de todos los santos para sustituir a este rito pagano, así es como es aceptado por la iglesia, después de realizar varias modificaciones a la tradición.
En el caso de México, inicialmente se celebraba la fiesta al Señor de los muertos, al cual se le entregaban diversas ofrendas, entre ellas el cempasúchil, la flor de sol, usada porque ilumina. Con la llegada de los españoles se adopta la tradición de Día de muertos.
Existen dos tipos de altares, el de casa y el de tumba. La tradición michoacana tiene sus propias características, el que se realiza en una tumba consta de un arco para dar la bienvenida, el cual es adornado con cempasúchil, se cubre la tumba con manteles bordados, arriba de ella cazuelas con comida, velas que significan la luz, al pie la sal para enjugar las lágrimas y el agua para mitigar la sed.
El de casa, en cambio, es de tres niveles, cada uno representa al cielo, la tierra y el inframundo, este último da pie a la mezcla entre las dos tradiciones mencionadas. Los tres niveles se cubren con un mantel blanco, se agrega el camino de cempasúchil, la sal, la calabaza en tacha, comida o antojitos que le agradaban al difunto, una foto para recordar a la persona y algunos objetos determinados. En Cuananjo, por ejemplo, se elabora un caballito de madera que se cubre con flores en caso de que el difunto sea un niño, además de agregar juguetes y dulces a la ofrenda.
Los cuatro elementos del altar representados en fruta (Tierra), agua para saciar la sed, los manteles para el aire y el copal para el fuego.