La virtud de la enseñanza musical: entrevista con Keila Cecilia Ojeda Arévalo

Por: Joseluis del Ángel Almada Garmendia/Cero:60

Fotografías: Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez

 

En el último día de entrevistas a los jóvenes de la Sinfonietta 2021, la joven oboísta Keila Cecilia Ojeda Arévalo, que ha tenido un acercamiento profundo desde temprana edad con los instrumentos, compartió para Agencia Informativa Cero:60 su experiencia a través de los años, así como la enseñanza a los niños del lenguaje universal más puro del hombre: la música.

“Mi abuelo es pianista, estudió en el Conservatorio de la Ciudad de México, mi mamá también ha estado metida en la música, en coros de niños, ella dirigía. A los 18 años tomé el oboe. No recuerdo algún punto en mi vida en que haya dicho: ese es el instrumento que quiero tocar, solo recuerdo decir a mis padres que quería tocar el oboe, y en ese momento no había la posibilidad de un oboe, así que inicié con el saxofón, para después continuar con el oboe”, expresó Ojeda Arevalo.

La joven oboísta ha tenido la tutela de Jorge Rivero, que pertenece a la Orquesta Filarmónica de Jalisco, y su experiencia y aprendizaje han rendido frutos:

“Sigue siendo mi actual maestro. Lo admiro mucho, como persona, como músico y educador. Me ha enseñado todo lo que sé. Tengo tres años tocando el oboe, y sin su formación, no avanzaría hasta donde estoy ahora.

Me han dicho, cuando toco, sin saber que él es mi maestro, que mi sonido se parece al de Jorge Rivero. Cada quien tiene su sello, lo va adquiriendo cada músico, pero quieras que no, se queda también el sello del maestro, su esencia, así que me ha hecho crecer mucho como persona y como músico. Gracias a él, sobrepaso mis límites, de mi zona de confort, y me ha impulsado a hacerlo”, puntualizó la oboísta de 21 años.

Por otro lado, Keila Cecilia ha mantenido un fuerte acercamiento a la psicopedagogía musical y a la musicoterapia, ya que ha cursado diplomados referentes a estas dos vertientes, lo cual ha fortalecido su aprendizaje como instructora de niños en la música:

“Las dos son algo hermoso, van de la mano. La psicopedagogía es la formación. En mi caso, doy clases a niños en iniciación musical, y es una responsabilidad grande, porque hay un niño que estás formando como ser humano, y le ayudas a crecer mediante la música.

La musicoterapia va más para rangos de edades más altos, pero te das cuenta de que todo va de la mano, y que, dentro de la complejidad del ser, la música es fundamental”, puntualizó.

La joven oboísta comentó también su experiencia a lo largo de la pandemia en la docencia, mediante ensayos en casa:

“Antes de la pandemia, mis clases eran presenciales con muchos niños, en mi casa, y después de eso, vi que en línea no es lo mismo. Son niños pequeños, de 7 años para abajo, y es difícil concentrarse. Logramos congeniar y estar conectados, pero nada se compara a clases presenciales. Poco a poco regresamos a eso. Lo ves en sus caritas, les encanta que estés con ellos”, mencionó.

La Sinfonietta es una oportunidad a las nuevas generaciones de acercarse a la música. Ahora, con la posibilidad de regresar a tocar frente a un público, en un escenario, se regresa a algo a lo que se estaba acostumbrado después de 15 meses de estar en casa. Keila Cecilia comentó que ha sido difícil, por esa falta de sensaciones ante un público:

“Al estar en casa, seguíamos tocando, en clases, pero no compartíamos esa misma pasión y emoción que nos anima a subir al escenario, y al llegar aquí, hay obras que no llevan oboe u otros instrumentos, por lo cual los músicos se van a descansar un rato y regresan cuando les toca. Yo quería quedarme a escucharlos, porque hace mucho que no experimentaba esto, aunque no tuviera yo que ver con la obra o mi instrumento.

Es bueno que este año se pudiera hacer lo de la Sinfonietta, porque es una plataforma para jóvenes músicos que buscamos una vida profesional en esto, y es una gran oportunidad que se brinde esto, sobre todo en nuestro país”, finalizó.

Este primero de julio, la Sinfonietta será acompañado del músico alemán Alexander Freund como solista en la trompeta, así como la presentación, como estreno mundial, de la obra Marea, del compositor moreliano Tonalli Rufino Nakamura. El precio de los boletos será de $330 en general y $440 en asientos numerados.

Los boletos de este y el resto de los eventos del programa que finaliza el 4 de julio están disponibles en el siguiente link: https://www.festivalmorelia.mx/taquillas

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