Haciendo ciudad: Juan Fuerte, el pintor urbano (Parte 2)

Por: Mayra Toscano

Segunda entrega: A ensuciarse las manos

-“¿Para este tipo de lugares pides permiso o no se ocupa?”

-“¡Sí! Claro que se ocupa, pero pues, aquí no hay permiso.” –Dice riendo, Juan Fuerte.

-“¿No te han llegado a quitar?”

-“Sí. Bueno no, sí me han llegado los policías o los vecinos, pero nel, ya les explico de qué se trata y me dejan, y les enseño mis trabajos porque luego se van con la idea de que hago graffiti, y no es que este mal, digo, a mí me encanta el graffiti, pero la gente tiene un mal concepto. –Interrumpe su trabajo en la pared para ofrecernos tortas. -“¿Quieren agua, una tortita?

-“¿En qué te inspiras para hacer tus dibujos?”

-“Yo siento que si un lugar es intervenido, debe ser intervenido con una súper sensibilidad, porque no puedes llegar y pintar lo que a ti se te ocurra, aquí en el centro por ejemplo, debes tener esa sensibilidad de ver qué es lo que te pide el lugar, no llegar y como artista pintar lo que a ti se te hincha un huevo, nel, hay veces que el lugar te lo pide y que tú debes de aportar, potencializar, por ejemplo yo potencializo el centro con lo que pinto, tengo pocas cosas en el centro porque también siento que no se debe abuzar, o sea el centro ya tiene su esencia, pero sí hay lugares como este que te dicen: ¡Sí se puede! Por ejemplo pinté en Plaza Carrillo, la acaban de remodelar y todas las casas las pintaron de naranja, todas menos una, la más puteada, y la dejaron así, yo ya la había pintado en una puerta de esa casa pero me lo taparon porque esas las usan como plataformas publicitarias, de papeles y esas madres, y yo fui la limpié y la pinté, chido, y después pues ya me la taparon, duró como tres meses, entonces con la remodelación, me gustó un buen pero me sacó de onda que dejaran esa casa así entonces yo dije ¡a huevo! Y pinté una guarecita con mariposas monarca, imagínate en este lugar histórico, hace muchos años caminaban ellas por aquí, entonces por eso ahorita voy a pintar aquí a un indio con su gabán.

Todos nos beneficiamos, el lugar se beneficia, la gente se beneficia, yo me beneficio por pintar, pero no hay que ser tan egoístas, dejar el ego de lado, porque como artistas siempre está el yo yo yo, lo que yo quiero y aquí me determina mucho lo que está alrededor, yo voy a manejar mi paleta de colores en amarillos, en ocres, porque aquí mismo me lo está diciendo, la cantera rosita, cafecita, el tabique, y pues ya está. Es cuestión de saber leer o interpretar lo que el lugar te pide. Aquí, esta casa, se ve como con un buen de historia que dices: ¿qué habrá sido de esta casa? Que te permite verla incluso por dentro, entre las ruinas, cómo estaba construida, las plantas que le crecieron en las piedras, dices ¡qué lugar tan interesante! Y ves este pedacito gris así como diciendo ¡hazme algo! ¡Píntame! Ya tenía rato viendo este lugar, pero no me animaba, porque está medio escondido, entonces otra de las premisas que me orillan a pintar es que debe ser un lugar bien visto, no porque yo me quiera dar a conocer, sino porque mi objetivo es que la gente lo vea, entonces si lo pongo en un lugar donde lo vayan a ver tres familias pues es contradictorio. Hay que hacerlo donde la gente tenga el mayor acceso a todo esto.”

Interrumpió su trabajo de nuevo -“¡Qué pena! me voy a tardar un poquillo con esto, es que no me traje mi rodillo, con el rodillo en corto aquí una pasadita de blanco.” Ahora sabíamos qué se le había olvidado y por qué llamó a Houston.

-“¿Qué onda no se quieren ensuciar las manos?”

Con un poco de pena respondimos que sí, y más que pena, era temor de arruinar la obra.

-“¿Sí me ayudan o nel? La idea es fondear esta parte que ya hice.”

Mientras yo tomaba fotos, Kate tomó la brocha y entre los dos terminaron de pintar de blanco.

-“¿Los gastos son tuyos?”

-“Simón, todo mi capital se va en esto, todo todo. Yo vivo solo, entonces todo lo que tengo chance y como no tengo responsabilidades, me lo gasto en esto. Todo, ni siquiera me voy de party, nada, no hago nada, porque estoy bien comprometido.”

Volteó a ver como pintaba Kate y la corrigió -“Dale una leve, no te claves mucho en un lugar. Píntalo de manera plana, para que abarques más lugar, así abarcas más espacio.”

-“¿Cuántos años tienes?”

-“¿Cuántos crees? Tengo 18.”

– “Sí claro, -respondí- Arquitecto de 18 años.”

-“Es de esos niños prodigios que de terminar la primaria se van a la universidad.” -Comentó Kate.

-“Ya pues estoy más grande, tengo 32. ¡Nah! Atínenle.

-¡Como 25! -Respondí.

-“¡Casi!”

-26…

-“¡Caaaasi!”

-“¡27!”

-“Sí, tengo 27. ¿Y ustedes? ¡No me digan!… 17.”

-“¿Neta? Si soy periodista es porque ya pasé por la prepa”. –Respondí.

-“¿Qué tiene? Son unas de esas niñas prodigio ¿no? No, ya neta. Se ven de 22.”

-“Casi”

-“¡21!”

-“¡Sí!”

-“Creo que mi utilidad aquí es detener cosas, ya siento que en cualquier momento la riego.” –Comentó Kate.

-“¡Noooo! Tú píntale”

¿Quién es el dueño?

Al costado de la casa sobre la que se estaba haciendo el mural había un puesto de tacos y a un costado de éste, una casa particular, de la cual salió un señor de la tercera edad, con bastón, que se dirigía hacia nosotros. Nos recorrimos para dejarlo pasar pero nos llevamos una sorpresa.

-¿Qué se les ofrece jóvenes? –Preguntó el señor bastante enojado.

-“Buenas, pues mire vamos a hacer un mural aquí.” –Le contestó Juan.

-“¿Quién es el dueño?”

-“No encontré al dueño.” –Le comentó Juan.

-“Su servidor ¿qué se les ofrece? Déjenme les digo que lo que le pinten yo lo borro.”

-“Pero déjeme le explico…”

-“No, a mí no me explica nada.” –Contestó el señor, bastante enojado por cierto, mientras daba media vuelta y regresaba a su casa.

-“Bueno, está bien gracias.” –Contestó Juan mientras volteaba a ver su dibujo inconcluso.

-“Ni modo chicas, el señor dijo que no, antes digan que no nos aventó a la policía o que no nos agarró más avanzados. Así me pasa, hay lugares donde los busco hasta cuatro veces y hasta que los convenzo, la gente es bien cerrada. ¡Ni modo! ¿Qué hacemos?”

No sabíamos qué contestar. Sólo se nos ocurrió preguntar… -“¿Qué sientes en este momento?”

-“Frustración, mucha frustración porque siendo algo bien chido y la gente cerrada, y las personas grandes son las más cerradas. Ni modo señor usted se la pela de tener una pieza chida.”

-“¿Qué hacemos? –Volvió a preguntar Juan.- Por qué no vamos a Carrillo que está aquí cerca, tengo el mural ahí e igual sale algo chido.”

Nos disponíamos a recoger nuestras cosas para ir a dicha plaza, pero al lugar llegaron dos sujetos, uno de ellos saludó a Juan, nos presentó y entre ellos comenzaron a platicar de la posibilidad de trabajar juntos en un mural, nosotras esperábamos para continuar con las preguntas…

Puede que también te guste...